Querido CEO, querida CEO:
Hoy es viernes. Te gustaría ocultárselo a tus subordinados porque piensas que nunca deben dudar de tu compromiso con el negocio. Pero tú y yo sabemos que estás deseando que llegue el mediodía para escaparte corriendo de la ciudad.
Pasa otra semana en la que tu plan no se cumple. Querías dedicar tiempo a revisar la marcha de los nuevos lanzamientos y aportar alguna sugerencia. Te hacía ilusión también estudiarte los últimos artículos del McKinsey Quarterly sobre Transformación Digital. Siempre tienes una cierta sensación de complejo con lo digital: ¿qué más deberíamos estar haciendo? piensas.
Sin embargo, tu semana ha transcurrido como siempre: gestionando marrones, la mayor parte imprevistos. Un directivo clave te anunció el lunes que se iba, y ha provocado una tormenta en la organización. El martes te dieron los datos de febrero de la Comunidad Valenciana. Ha hecho mal tiempo y las ventas se han quedado lejos del presupuesto. El equipo local de ventas no es capaz de generar ideas para reaccionar, y no te ha quedado más remedio que empezar a pensar en medidas que no quieres tomar. Para rematar la semana, los inversores de las nuevas tiendas en Arabia Saudí no paran de poner pegas a la operación, y has llegado a pensar en que realmente no tienen interés.
Así, apagando fuegos, de un marrón a otro, pasas tus semanas. Te falta tiempo para respirar y cuando haces balance, piensas: cuánta energía dedicada a gestionar una realidad que en el fondo sé que es mediocre. Yo, que cuando hablo en los medios sobre mi marca, no dejo de hablar sobre la innovación, sobre los nuevos modelos de negocio que se abren, sobre cómo está cambiando el consumidor… A la hora de la verdad, pienso en las nuevas ideas que estamos generando y se me cae el alma a los pies.
Déjame que te diga una cosa: el problema que tienes no es que tu equipo no sea capaz de generar ideas; o que la realidad de la empresa te obligue a estar permanentemente en modo brown management. Lo que te pasa, probablemente, es que te falta disciplina y método para pensar en innovación. Un CEO tiene que obligarse, sí, obligarse, a dedicar un mínimo del 20% de su tiempo a pensar en el futuro del negocio. Caiga quien caiga.
Y al respecto del método, dále una vuelta a estas preguntas:
- ¿Qué habéis hecho recientemente para escuchar, entender e interiorizar el contexto vital de vuestro cliente? ¿conocéis de verdad sus objetivos, su comportamiento y sus motivaciones?
- ¿Cómo incorporáis lo aprendido sobre las personas a todo el proceso de diseño y desarrollo de un nuevo producto, de un nuevo servicio?
- ¿Cómo generas ideas para servir los objetivos que tiene el cliente? ¿tienes un proceso metódico que saque todo el jugo creativo que existe en la organización? ¿cuentas con visiones distintas a la tuya, incorporas al empleado, al cliente?
- ¿Matas iniciativas, pequeñas o ambiciosas porque piensas que les falta realismo, porque la idea no ha salido de ti, o es quizá por miedo? ¿dejas que tu equipo haga pruebas piloto, prototipos?
¿Te suspendes en estas preguntas que te hago? Entonces, tengo un plan para ti. Lo vas a pasar bomba, vas a salir del Brown Management, y cambiará la cultura interna de tu compañía.
Un abrazo y feliz fin de semana.
Gustavo Entrala es experto en Innovación de Marcas.
Asesora a CEOs y consejos de administración en su estrategia digital y hace workshops sobre tendencias e innovación in-company.
Está en Twitter y en LinkedIn y dirige un podcast sobre música y tendencias.