El miedo a recibir un NO me recuerda al miedo que sentimos la primera vez que un perro fiero nos ladra desde detrás de una verja.
Me pasó hace unos días paseando por la sierra de Madrid. Mientras subía por un sendero a mi derecha noté una forma de color negra que corría paralela a mí. Esa forma trepó una verja metálica y ladraba con fuerza. No me atreví a girar la cabeza. Me temblaban las piernas. Decidí seguir esa leyenda urbana según la cual los perros no te hacen nada si sigues tu camino.
Al final comprobé que el perro estaba atrapado por una verja de una altura que le impidió llegar a mí y destrozarme como a un personaje de The Walking Dead.
Al día siguiente fui por el mismo camino al mismo destino para seguir tomando fotos del entorno. Ya sabía que el perro estaría allí. Mientras me acercaba, el lado izquierdo de mi cerebro me decía no pasa nada, estará tras la verja, como ayer mientras el derecho suplicaba cambia de camino, la verja puede haber sido vencida por la energía destructora de ese pedazo de animal. Y esa segunda vez el perro volvió a correr, volvió a ladrar, volvió a ascender por la verja… y la verja seguía ahí, erguida y sólida. Noté una sensación de alivio y de libertad: este perro no va a limitar mis paseos por el campo. El tercer día ya iba de chulito junto al perro.
Así es el miedo a recibir un NO. Es un zombie que está atado en la finca que todos tenemos en la imaginación. Si te dejas llevar por el miedo al rechazo nunca serás capaz de hacer cosas grandes, imposibles, absurdas, inimaginables.
Sin embargo, cuando te aficionas a hacer la pregunta incómoda, la llamada que cuesta porque puede esconder un NO, la propuesta creativa más lanzada… la sensación de libertad es increíble.
Porque el NO es un aliado: te ahorra tiempo invertido en cosas que no merecían la pena, te cierra un camino para abrirte otros que sí pueden funcionar; te estimula a repensar tu propuesta para formular nuevos argumentos: si sabes tragarte el orgullo te convertirá en una persona optimista, activa, con impacto. Si te dedicas a la tarea comercial, te hará mejor vendedor.
- La escritora JK Rowling recibió decenas de cartas de rechazo de editoriales antes de publicar la primera entrega de Harry Potter. Se expuso al NO y siguió intentándolo.
- Steven Spielberg fue rechazado hasta tres veces como alumno en la Escuela de Cine de la Universidad de California del Sur. Se expuso al NO y siguió intentándolo.
- Carrie, la mejor novela de Stephen King, fue rechazada 30 veces por distintas editoriales. Su mujer logró convcencerle de hacer un nuevo intento y recogió el manuscrito de la basura. Se expuso al NO y siguió intentándolo.
- Al jugador de baloncesto Michael Jordan no lo eligieron en la selección de su instituto. Se expuso al NO y siguió intentándolo.
Los zombies asustan pero no existen. Identificar el NO con el rechazo a nuestra persona llena nuestra cabeza de zombies que nos paralizan.
Expónte al NO y sigue intentándolo por otro camino. Termina siendo divertido y ayuda a crecer.
Gustavo Entrala es experto en Tendencias, Innovación y Branding.
Es conferenciante y hace workshops sobre tendencias in-company.
Está en Twitter y en LinkedIn y dirige un podcast sobre música y tendencias.
Muy buena estrategia. De enemigo a aliado. Gracias
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