Hoy quiero provocar.
Esta tarde he asistido al funeral por un viejo conocido de mi familia. En la primera lectura, extraída de los Hechos de los Apóstoles, me ha llamado la atención algo parecido a un retuit que hace San Pablo: «De todas las maneras posibles (…) se debe ayudar a los débiles, y es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: ‘La felicidad está más en dar que en recibir‘» (Hechos, 20, 28-38).
Este mensaje tiene casi 2.000 años.
Inmediatamante, me vinieron a la cabeza tres creatividades muy recientes de Coca-Cola. Están hechas en Italia, Colombia y Dubai. El mensaje de fondo de las tres responde a la idea-plataforma actual de la marca de Atlanta: «la felicidad humana es relacional, se alcanza en compañía».
Al ver estas MAGNÍFICAS creatividades, me hago preguntas medio en serio medio en broma: ¿inspira Jesús la dirección estratégica de Coca-Cola desde ahí arriba? ¿está ocupando la Publicidad de valores -ahora en boga- el espacio de la religión?
Mira los spots y opina.
La botella que sólo se abre con ayuda
Leo Burnett, Colombia
El tapón que sirve para hace llamadas telefónicas
Young&Rubicam, Dubai
Una Coca-Cola para los enemigos
McCann, Milán
Gustavo Entrala es Socio Director de la agencia de Publicidad 101.
Está en Twitter y en LinkedIn y las críticas le estimulan.
Intentar sorprender rompiéndonos la cabeza en una creatividad, descargando auténticas lluvias de brain storming… a veces se nos olvida que lo más simple, también llena.
Como bien dices, parece que El desde arriba ha iluminado a la gente del «instituto de la felicidad» donde se han especializado en crear publicidad que toca la fibra sensible de quien lo ve. Desde los anuncios de 007 dando chispa a quien participaba en la acción animando o cantando, pasando por sus furgonetas de la felicidad, …
Generar sonrisas, provocar sentimientos, provocar ilusión… ¿hay algo mejor para humanizar una marca? al fin y al cabo… somos seres vivos y la esencia de todo es… vivir. Y si alimentas a la gente con ese tipo de acciones offline (sobre todo), generas más vida.
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Lo que pasa es que la felicidad de Dios es verdadera y la de la cocacola un sucedáneo, engañan porque te hacen creer que actúan como si fueran Dios, pero luego no dan lo que Dios da, sino un bebedizo bastante infumable
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