Cuando alguien valioso se marcha de una empresa, no está diciendo un NO a la organización en sí. Decimos dejo mi empresa pero en realidad estamos expresando algo más complejo: dejamos un proyecto (mi proyecto en esa institución), un entorno específico (el que yo he vivido) y a unas personas concretas.
Suele decirse que no se cambia de empresa, sino de jefe. Aunque eso ocurre en un buen número de casos, pienso que la personalización del problema en la figura del jefe no ofrece una explicación completa a las renuncias del buen talento.
En mi experiencia, la gente buena y con potencial abandona, por encima de todo, un clima: el que ha experimentado día a día en el trabajo con su equipo y con su jefe directo. Después hablaré sobre los elementos de ese clima.
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