Ayer estuve en Asturias invitado como conferenciante. Allí hay dos colegios muy innovadores que han establecido como prioridad educativa la formación de las familias en la era digital.
En el curso de mi visita me han hecho algunas entrevistas. Reproduzco la que me ha hecho El Comercio. Gracias a José Luis González.
«La adicción al móvil nunca se supera del todo»
Experto en tendencias e innovación, Gustavo Entrala logró meter al Papa en Twitter.
Gustavo Entrala ha trabajado durante los últimos quince años con empresas como L’Oréal, Bankinter o Red Bull. Experto en tendencias e innovación, su labor consiste en ayudar a las marcas a distinguirse en el entorno digital o, como él dice, «diseñar experiencias digitales». Pero si ha habido un trabajo que le ha distinguido ha sido colocar al Papa en las redes sociales. El jueves (20 horas) estará en el colegio Peñamayor, en Siero, para dar una conferencia a las familias.
-Prepara una intervención muy especial.
-Voy a tener una conversación con Siri, el asistente digital del Iphone. Es una especie de performance. La idea es interrogar a Siri sobre cómo nos comportamos con las redes sociales, perdemos el tiempo o atendemos a las urgencias cuando usamos el teléfono móvil. Va a sorprender a la gente que vaya.
-Usted sabrá ya lo que va a decir Siri.
-No lo sé, hay veces que te sorprende. Vamos a hablar de la ansiedad que tienen los padres con respecto al uso del móvil por parte de los hijos, del impacto que tiene el móvil en las relaciones de pareja y en general de qué está pasando en los hogares desde que tenemos en los bolsillos una especie de conciencia que lo sabe todo de nosotros.
-¿Está justificada la ansiedad de los padres por el uso del móvil?
-En parte sí. En las noticias es frecuente que aparezcan casos de delitos en redes sociales, abusos, bulling, difusión de la pornografía. Entiendo la percepción muy bien.
-¿Cómo ha influido el ‘smartphone’ en las relaciones de pareja?
-En positivo es un instrumento de comunicación que debería ayudar a que una pareja se entienda mejor, pero al mismo tiempo es un tercero que aparece en la relación y que siempre está presto a los deseos de cualquiera de la pareja. El ‘smartphone’ siempre te da lo que tú buscas y eso hace que a veces se convierta en una muleta en las relaciones personales. Te da una gratificación instantánea que las personas no damos. A veces se convierte en un instrumento de conflicto porque puede acabar con la confianza en la pareja. Son cosas muy nuevas y estamos aprendiendo.
-Ha sido adicto al móvil. ¿Cómo lo superó?
-La adicción al móvil nunca se supera del todo. Lo que yo he hecho es cambiar unos hábitos por otros. Cuando veo que me estoy enganchando leo más, dejo el móvil en casa los fines de semana cuando salgo… No se trata de limitarte sino de sustituir hábitos que no te hacen bien por otros que sí.
-¿Se debe controlar su acceso a los jóvenes?
-Su vida se desarrolla en un ambiente digital. Para ellos es como beber o respirar, algo natural. Los padres tienen la obligación de formarse, no dar por perdida la batalla. Que sepa más que yo no quiere decir que no deba enseñarle a mi hijo cómo se vive, cómo se trata a una persona cuando hablas en un entorno digital. Es un trabajo en equipo en el que los padres deben dejarse enseñar por el hijo y que haya un diálogo permanente sobre lo que pasa en la vida digital.
-¿Han perdido los jóvenes contacto con la realidad?
-Es el fenómeno de la gratificación instantánea. Subo una foto a Instagram e inmediatamente tengo una gratificación en forma de ‘likes’. Sin embargo, en la vida real no somos así. Los demás no existen para hacerme un ‘like’, tienen sus puntos de vista, sus defectos, emiten calor y huelen si no cuidan su higiene. Hay que enseñarles que hay que aprender a convivir, aburrirse con la gente, descubrir cosas que hacer juntos. Hay que animarles a que busquen un equilibrio entre la vida digital y la real.
-¿Cómo recuerda su trabajo con el Papa?
-Con el Vaticano hemos estado trabajando entre 2010 y 2016. El Papa es ahora la figura mundial más seguida en Twitter. Cuando viaja lleva un equipo de redes sociales y todo el Vaticano ha transformado su estructura de comunicación para priorizar lo digital, y eso en 2010 era inviable. Parecía que las estructuras eran tan fuertes que no se iba a producir el cambio nunca, pero conseguimos ganarnos su confianza.
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