Estaba dando vueltas a esa idea que Dios tuvo: «Les voy a mandar a estos cafres a un niño para que desaprendan todo lo malo y aprendan todo lo bueno».
Y creo que parte de nuestra vocación en la Tierra está enterrada en esos talentos que hemos recibido y que tenemos atascados. ¿Quién no piensa que podría más? ¿por qué no damos más? Una de las razones es que cuando nos hacemos adultos nos entra el miedo a equivocarnos. Los niños no lo tienen.
Puede que por eso Dios decidiera enviarnos a ese Niño. Para que perdiéramos el miedo a equivocarnos.
¡Feliz Navidad!
Gus
Excelente reflexión. ¡Muy feliz Navidad para vos y toda tu familia! Un fuerte abrazo desde Argentina.
Me gustaMe gusta