Innovación

Rescatemos la innovación del “postureo”

Nos pasa con frecuencia: se pone de moda un concepto de gestión a partir de uno o dos casos de éxito que lo ejemplifican (Apple, Amazon…), y entre los consultores, los libros, los medios y las escuelas de negocios, lo terminamos convirtiendo en un meme, en una palabra aparente pero sin contenido que todos repetimos sin saber muy bien para qué. Todos lo hacen.

Los memes te hacen gracia la primera vez que los recibes en WhatsApp. Pero si detrás no hay nada más, uno se termina cansando de leer chorradas y pone en silencio el grupo. Durante un año.

Está pasando ahora con el término innovación.

Tienen razón quienes se revuelven contra los dictados internos de las grandes corporaciones que insisten por activa y por pasiva en la necesidad de innovar.

¿Innovar para qué? Se preguntan. ¿Y cómo innovo yo, que soy administrativa y me dedico a contabilizar facturas con el Contaplus? Pues eso.

Con la innovación pasa como con el amor o con la amistad. Cuando se pasa más tiempo exaltando sus bondades que ejercitándose en la actividad, uno sospecha las carencias del que habla.

Pero la innovación es un must. Está inscrita en la naturaleza humana y en las leyes del Universo, siempre cambiante. Con las dosis adecuadas y un propósito claro, las ideas nuevas -y buenas- hacen el trabajo más interesante, generan riqueza y te mantienen despierto. Y en el contexto actual, si no innovas, te pierdes.

¿Cómo le damos la vuelta al postureo de la innovación, convencemos a los escépticos y generamos valor mejorando las cosas?

Cambiando de tema. Dejemos de hablar de innovación:

  • Hablemos sobre ideas que motiven al equipo a hacer un trabajo mejor.
  • Hablemos sobre ideas que hagan más fácil la vida a nuestros clientes.
  • Hablemos sobre ideas que nos permiten explicar nuestros productos de un modo más claro y efectivo.
  • Hablemos sobre ideas que nos permitan reducir tiempos de espera. Que limiten las zonas de frustración de nuestro servicio.
  • Hablemos sobre ideas que provoquen una sonrisa de satisfacción en el cliente.
  • Hablemos sobre ideas que adapten nuestra oferta al contexto actual del consumidor.
  • Hablemos sobre ideas para multiplicar por 3 nuestro tamaño de aquí a cinco años.
  • Hablemos sobre ideas para que nuestra gente sea más efectiva en lo que hace y progrese en su carrera.
  • Hablemos más con el cliente y menos sobre los clientes. Escuchemos de verdad.

En definitiva, innovar por innovar, no.

Porque el centro de la innovación es la persona. Si no lo es, es postureo.

Gustavo Entrala es experto en Tendencias, Innovación y Branding.
Asesora a CEOs y consejos de administración en su estrategia digital y hace workshops sobre tendencias e innovación in-company.
Está en Twitter y en LinkedIn 

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