«Nadie apuesta contra Jeffrey Katzenberg». La reputación de este productor es legendaria: creó El Rey León salvando la vida a Disney a mediados de los 90. Después se unió a Steven Spielberg y juntos lanzaron Dreamworks. El olfato de Katzenberg era infalible. Por eso nadie en Hollywood se atrevía a cuestionar sus ideas.
Hace un año se presentó a los medios con un nuevo proyecto. Quibi quería reinventar el entretenimiento a través de los dispositivos móviles con una plataforma que competiría con Netflix con una fórmula original: series en formato vertical con capítulos que duran lo que un trayecto corto de metro, o un lunch en un puesto de perritos calientes;: 10 minutos.
Nadie se atrevió a decirle que no. El know how digital de Quibi lo aportaría Meg Whitman, una CEO con una trayectoria más que probada: fue la número uno de eBay -esos viejos tiempos de Internet…- y Presidenta de HP. El dinero llegó con facilidad, en grandes cantidades: 2.000 millones de dólares levantados a pulso por Katzenberg entre sus amigos de Hollywood. Y el contenido, a golpe de talonario, fue creado por gente de la talla de Guillermo del Toro o Steven Spielberg.
Nadie se atrevía a apostar contra Jeffrey.
Por eso, todos nos hemos sorprendido con la noticia de que Quibi cierra tres meses después de su lanzamiento.
¿Qué ha pasado?
Para entenderlo, Javier del Pino y yo hemos conversado en el programa A vivir de la cadena SER con Elena Neira, la mayor experta en esto del streaming que hay en España.
Puedes escuchar eso, y otros temas interesantísimos (el lanzamiento de la PS5 y la Xbox Series X, la guerra de Twitter con la derecha radical en USA…) toca aquí: